domingo, 22 de junio de 2014

CAPÍTULO VII EL CAMPO

Este es el nombre que se le da a los lugares que están fuera de los poblados, que están lejos del trajinar de las ciudades, del bullicio y de todo aquello que se relaciona con la aglomeración de la gente; son sitios que nos brindan grandes ventajas para nosotros los que estamos recorriendo este sendero, sobre todo en esta época de tanta contaminación, de tanta mecánica `y de tanto estrés.
Es necesario que los hermanos que viven en las ciudades salgan periódicamente al campo, que hagan caminatas, que entren en contacto con la Naturaleza para que renazca en nosotros ese sentir hacia ella.
Es recomendable que todo hermano que pueda tenga su huerta casera para alimentarse con los frutos de su propio sembrado, para que siembre las semillas y las vea nacer, las vea crecer y , por ende, fructificar.
Es importante que el estudiante gnóstico cultive la tierra en mayor o menor proporción; si no tiene sino un pequeño solar en su casa, dedique un espacio para la siembra de sus plantas preferidas.
En los hogares gnósticos deben haber pinos, palmas, flores y, como ya dijimos, hortalizas. Esto no se hace con fines de lucro, se hace porque es una necesidad de nuestro trabajo y es una exigencia de la Era de Acuario, la Era de la Luz, de la Intuición, de la Alegría.
Hay que prestar menos interés y dedicar menos tiempo a la televisión y a tantos entretenimientos que no dejan sino estados psicológicos negativos; prestar más atención a las salidas al campo, a las caminatas, a la natación, a la siembra del jardín y de la huerta casera y enseñarle esto a nuestros hijos, a nuestros hermanos como parte de la cultura integrada del Ser.
Es conveniente que hayan comunidades en las ciudades y en los campos que trabajen armoniosamente para que, cuando el campesino sale a la ciudad visite y comparta con los hermanos de la ciudad y que, cuando los hermanos de la ciudad salen al campo, visiten a las comunidades que allí están, compartan esos momentos agradables de campo; se extasíen viendo los sembrados y la sencillez con que se vive en el campo.
Esto ayudaría mucho al equilibrio del hombre de ciudad con el campesino y del campesino con el hombre de ciudad.
Es importante que en las comunidades hayan aulas de estudio donde los hermanos se reúnan y hablen de estas cosas sencillas y prácticas de la vida; hablen de la sabiduría, del amor, de la convivencia, eso impregnará el ambiente de entusiasmo, de armonía, de hermandad y, sobre todo, cada quien va teniendo un ambiente apto para la convivencia en un éxodo para acatar y obedecer a los Amados Maestros que allí nos enseñan
No olviden queridos hermanos gnósticos, que uno de nuestros eslogan es: "RESPETO Y CUIDO A LA VIDA", en todas sus formas y manifestaciones.
Esto nos hace tener más sentido de la vida, más respeto y seriedad en nuestro trabajo y, por ende, a las Leyes del Creador, ¡DIOS!.