En el CAPÍTULO anterior hemos estudiado la obediencia y su poder, la honra, respeto y acato del hombre para con Dios y consigo mismo. De aquí podemos dilucidar que el ser humano es una suma de valores que entran en actividad en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos y en nuestras obras. El JERARCA no es un ser extraño a nosotros, somos nosotros mismos ejerciendo los valores que tengamos. Cuando el hombre es un perverso, los valores que ejerce son diabólicos, negativos y, por ende, así sus hechos "Violencia, Violación y Desamor".
Cuando sus valores se tornan divinales, positivos, sus hechos los expresan por la Comprensión, por el Amor y Rectitud con que actúa
El JERARCA empuña en su diestra tres cosas que lo hacen distinguir de entre los hombres:
- La GUADAÑA, símbolo de la Muerte psicológica.
- La VOLUNTAD, símbolo del Alma y.
- El AMOR, símbolo de la Conciencia.
El JERARCA, cuando se hace hombre, nos dice: "Mis oídos te hablan oído pero ahora mis ojos te ven y mi corazón te siente porque somos uno solo".
El JERARCA es aquella voz interna que nos dice' No matarás porque tú no eres el dueño de la Vida", también nos dice "Da Vida porque tú también eres un hijo de la Vida ella te necesita a ti y tú la necesitas a ella".
PRACTICA:
Siempre que puedas ir al mar o a un arroyo de agua pura, sumérgete en él e imagina que eres el mismo mar las mismas aguas, que esa abundancia de vida te inunde los átomos las células y el alma que retiren de ti los instintos de muerte báñate con las aguas puras de vida pronunciando muchas veces el Mantran M..

