En el capítulo anterior estudiamos la necesidad de hacer un trabajo integrado con la Divina Madre para que ella pueda abogar por nosotros ante la Ley.
El APOSTOLADO es el trabajo que hace integrado con el Cristo íntimo; es el sumo sacrificio por el cumplimiento del Sagrado Deber: es la acción más noble del hombre para con Dios, donde se acepte, incondicionalmente, el Viacrucis del Señor, hecho persona.
EL APOSTOLADO es la Obra del Cristo Intimo donde cada uno de nosotros nos corresponde trabajar intensamente en los infiernos de nuestro mercurio interior, enfrentándonos, valerosamente, a esa Hiedra de Lerna que, con sus nueve cabezas amenazadoras, intenta destruir todos nuestros valores conscientivos que vamos adquiriendo.
En el APOSTOLADO aparece aquel simbólico personaje "YOLAO" que, con ascuas encendidas, quema las cabezas que HERCULES aplastara con su mano
En el APOSTOLADO tenemos que aplicar todas nuestras capacidades: AMOR y VOLUNTAD para encarnar a nuestro Sur, volver a nuestro Ser.
En el APOSTOLADO están todas las posibilidades que necesitamos para realizar la gran Obra.
En el APOSTOLADO está latente el sacrificio, está latente nuestra Viacrucis para poder llegar a los pies de nuestro Ser.
Quien se niega al APOSTOLADO, nunca se integrará con su Cristo íntimo porque le está negado el derecho de hacer su Obra a través de la persona, por lo tanto, no puede integrarse con su Ser.
El APOSTOLADO tiene tres (3) características
que son:
-AMOR A DIOS,
-SOBRETODO SACRIFICIO POR LA HUMANIDAD Y
-NEGAClÓN DE SI MISMO.

